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Las oficinas y el modelo de trabajo híbrido

En un mundo donde cada vez más profesionales se reúnen online, ¿necesitamos realmente espacios de trabajo? Claramente sí. Ahora más que nunca.

Desde los años 60 las oficinas han evolucionado en función de las necesidades, preocupaciones y tendencias del momento, manteniéndose como los lugares de trabajo por excelencia. Sin embargo, en los últimos dos años, las demandas y expectativas de las personas, con respecto a los modelos de trabajo, han ido evolucionando fruto del debate entre la presencialidad y el trabajo en remoto.

Como resultado han irrumpido los modelos híbridos, acelerando la disgregación oficina-puesto de trabajo y apareciendo otros lugares como alternativa (hogares, coworking, cafeterías…).

En este sentido, según el Informe ISS Pulse, las compañías han afrontado estas nuevas formas con un enfoque e impacto en los espacios físicos de diversa índole. Algunas, adoptando un enfoque más vertical en el que la dirección toma las decisiones, mientras que otras hacen a sus empleados partícipes del proceso.

Asimismo, se ha experimentado un cambio significativo en las prioridades con respecto a dicha toma de decisiones, poniendo especial atención al bienestar de las personas. Un ejemplo de ello es el tener como preferencia la búsqueda de un mayor compromiso y la atracción de talento, en el lugar que antes ocupaban eficiencia operativa y el ahorro de costes.

Pero, en un mundo donde cada vez más profesionales se reúnen online, ¿necesitamos realmente espacios de trabajo? Claramente sí. Ahora más que nunca.

Resulta esencial remarcar su función como lugar de colaboración, comunicación y celebración de reuniones informales; como lugar esencial para mantener las relaciones humanas y fortalecer el sentido de pertenencia; y como lugar para aquellos profesionales que no disponen de las condiciones de espacio, comodidad y conciliación necesarias para desarrollar su labor profesional en sus domicilios.

Y, en este sentido, para alcanzar dichos objetivos, la mayoría de las empresas han optado por invertir en sus espacios de trabajo mediante la mejora de las instalaciones, su entorno u ofreciendo experiencias positivas para que las personas, no solo quieran trabajar en ellas, sino también para que generen vínculos sólidos y para que la comunicación fluya.

Estamos entonces, ante una nueva relación entre personas y espacios de trabajo que se ha traducido en un nuevo propósito de las oficinas. Lugares donde ofrecer experiencias que impulsen la conexión entre personas y con la cultura de la empresa, el intercambio de conocimientos y la innovación. Sin embargo, no existe un modelo único o fórmula maestra pues, cada empresa es única y, entorno de trabajo han de adaptarse a su propia realidad.

Lo que sí está claro es que las oficinas deben considerarse teniendo en cuenta estos nuevos retos, brindando unos espacios atractivos y que aporten valor a las personas que los ocupan, desarrollando e implantando los planes de cambio con un claro enfoque en los usuarios y teniendo en cuenta su satisfacción y sus necesidades para la toma de decisiones.

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